Jugador de MdL llevando al colegio a un rival |
Con una defensa hiperbólica y un ataque fluido (o algo así), MdL llegó a ponerse por delante en el segundo cuarto después de jugar los mejores minutos de lo que va de temporada (o algo así). Sudor (¡puajjjj!), esfuerzo denodado, solidaridad en la defensa y el habitual gusto por el juego individual en el ataque fueron los ingredientes de un gran partido. Todo esto duró hasta que uno rival con la mano tonta nos clavó cuatro triples seguidos y nos mandó a otra cosa. Lástima porque sin esa racha, ahí habría estado la cosita.
Como no me acuerdo de más, aquí finaliza la crónica más breve de la historia del equipo. Sólo es más breve la cuenta de asistencias de cada partido y eso ya es costumbre inveterada de nuestro magnífico equipo.
Rueda de prensa
No quedaron registros escritos de la comparecencia ante los medios, si es que la hubo. Lo que sí dicen que se oye aún por los vestuarios es el lamento de un alma en pena como si estuviera condenada a vagar para siempre en el limbo de la pintura: “No me pasan, no me pasan”. Cuentan que en las tardes lóbregas de pabellón vacío un fantasma calvo (como Casper) se pasea por las canchas en busca de una asistencia que lo redima. Siempre que se cuenta esa historia alguien replica: “Pues como no se cambie de equipo, lo lleva claro”.
Tercer cuarto
De esto sí que quedó constancia porque es la primera vez que algunos miembros del equipo comen, copean y cenan en el tercer tiempo. Al abrigo de los últimos calores de este otoño tan sofocado nos juntamos en una terraza ignota que descubrió el olfato mejor dotado para la cerveza de la plantilla: José.
Cervezas, raciones, más cervezas, más raciones; café; ¡copas! Más cervezas, ¡bocadillos!, vino… así desde las cuatro hasta casi las nueve, con la aportación estelar de alguna de las parejas de nuestros jugadores que o bien fueron a ver el partido o se sumaron después, al ver que la duración del tercer tiempo superaba lo sensato. El fantasma del “nomepasan” también se pasó por allí con su cantinela. Ni la cerveza podía acallarlo. Menuda eternidad te espera, majo.
Una de terror
“¡Sal de mi ducha”. Este escalofriante grito de espanto rompió el silencio del vestuario de MdL tras el partido. El alarido fue proferido por un jugador (que ha optado por guardar el anonimato) en el mismo instante en el que José, sudado y hambriento, se aventuró en su ducha para ¡buscar jabón! Se entienden el grito, la necesidad de preservar la identidad y las sesiones de psicoanálisis a las que se vio obligado a recurrir el jugador. Desde el club se ha dejado claro que se solidarizan con el agredido, que se estudiará lo de pagarle el psicólogo, pero que no se atreven a sancionar al infractor porque es demasiado grande.
Resultado: 47-60
Anotadores: Javi 8, Juan 16, Jose 11, Angel 3, Gus 3, Manuel 2, C. Vecino 2, Roger 2
No hay comentarios:
Publicar un comentario